Hola, soy Hidalga Erenas y en esta entrada voy a hablar sobre la coherencia de nuestras historias.
El público, en el momento en el que entra en el juego de que le cuenten una historia, deja su incredulidad en suspensión.
Pero esta suspensión puede saltar en cualquier momento.
Y la causa de que esto pase no es que en una historia sucedan cosas imposibles, como que haya naves espaciales más rápidas que la luz, alienígenas antropomorfos, dragones, héroes casi inmortales o cosas así.
No.
¿Entonces…?
¿POR QUÉ SALTA LA CREDULIDAD?
La credulidad salta por falta de coherencia en las historias, por ejemplo:
- Cuando en esa película policíaca de corte clásico, pasada la mitad, hay un suceso con tintes surrealistas más propios de David Lynch que de Alfred Hitchcock.
- Cuando en esa novela que acontece en un mundo medieval realista, después de más de cien páginas sin que nadie haya dicho nada, resulta que existen los dragones y… ¡tachán! hay uno viviendo en una cueva a las afueras de la aldea.
- Cuando en esa trilogía de ciencia ficción, en la primera parte todo lo increíble se explica/justifica por medio de la alta tecnología, pero en la segunda parte el protagonista adquiere poderes sobrenaturales que escapan a cualquier explicación previa basada en la alta tecnología.
Y todo esto suele deberse –si no es acto de la improvisación creativa– a que se busca la sorpresa, escondiendo ciertos ases en la manga con la idea de sacarlos más adelante, cuando causen mayor impacto en el público.
Pero, como hemos visto, esta idea a veces choca con la coherencia interna de la historia, haciendo que la suspensión de la incredulidad salte al sacar dichos ases, un poco tramposos, causando así un efecto negativo en el público.
La solución no pasa por dejar de lado esos ases, esas sorpresas o giros. Ni tampoco en sacarlos antes de tiempo.
Veamos:
¿CÓMO PODEMOS EVITARLO?
Pues con algo muy sencillo: introduciendo una breve escena al principio de la historia que dé una pista clara del tono, del género y de las reglas que sostienen el mundo de ficción.
En definitiva: de lo que el público puede y no puede esperar de la historia que vamos a contarle.
EJEMPLO 1

Egg Shen lanzando rayos por las manos al principio de la película Golpe en la Pequeña China (Big Trouble in Little China).
En la primera escena del film de John Carpenter vemos al anciano Egg Shen hablando con su abogado por sucesos que ya han sucedido pero que aún no hemos presenciado.
El abogado entonces le pregunta a Egg Shen si realmente cree en la magia, y este le responde que cree en ella porque es real.
Ante la incredulidad del abogado. Egg Shen levanta las manos y le salen rayos de las palmas.
Tras presenciar eso, ya podemos ver la cinta sin problemas a que salte nuestra incredulidad, pues se nos ha preparado para ello.
Pero como un ejemplo podría ser la excepción, pondré otro:
EJEMPLO 2
En Depredador (Predator) de John McTiernan, el primer plano durante los créditos iniciales es una nave espacial alienígena soltando una cápsula justo al pasar cerca de la Tierra.
Y ya está.
A partir de ese plano, nos da igual que durante veinte minutos parezca una película de militares contra narcos en mitad de la jungla, porque sabemos que hay algo más.
Apunte: como curiosidad, decir que este comienzo es casi idéntico al de La Cosa (The Thing), pero he eludido dicha película, aun siendo anterior a Depredador (que seguramente copiaron la idea), por no repetir otro ejemplo con John Carpenter.
Dejo aquí el comienzo de dicha película por si alguien quiere corroborarlo:
Claro, habrá alguien que esté pensando: «En el medio audiovisual es muy fácil, ¿no? metes un plano de un viejo echando rayos por las manos, o una nave espacial, y ale, ya tenemos a los espectadores preparados. Pero ¿qué hay del terreno literario?».
Pues igual.
Pasemos al último ejemplo:
EJEMPLO 3
«El conde Brass, lord Protector de la Camarga, salió una mañana a lomos de su unicornio para inspeccionar sus territorios».
Esta frase abre la novela El Bastón Rúnico (The Runestaff) de Michael Moorcock.
Usando el pequeño detalle de que el conde Brass monta en un unicornio, el autor ya ha dejado en suspensión nuestra incredulidad desde las primeras palabras.
Así de simple.
CONCLUSIÓN
En cualquier historia puede suceder cualquier cosa, por improbable e increíble que sea en el mundo real.
Solo hay que dejar claro, desde el principio, que eso en nuestra historia es posible.
Y, como habéis visto, es muy sencillo aplicarlo.
Ahora, pensad en otras historias, tanto que os gusten como que no:
- ¿Justifican el género, el tono, lo inverosímil, etc.?
- ¿Consiguen suspender nuestra incredulidad con coherencia?
- ¿Cómo y en qué momento lo hacen?
Contar una historia es una forma de jugar con el público.
Por eso, para que este acepte nuestro juego, antes debemos mostrarle las reglas de nuestra historia y no hacerle trampas.
Y hasta aquí esta entrada, que espero os haya gustado y sea de vuestra utilidad.
Sigue a Attannur en Instagram y en Facebook.