¿Os habéis preguntado alguna vez por qué Daenerys Targaryen tiene dragones y no caniches?
Porque, la verdad es que los perros pequeños, en general, tienen muy mala sombra.
¿No os habéis dado cuenta de que cuando un perrito y un perrazo coinciden, el que se pone chulo siempre es el perrito? Un poco como aquellos canis escuchimizados del insti, que solían ser más agresivos que los grandotes.
Pues eso.
¡Una tríada de caniches podría conseguir el Trono de Hierro ella solita!
Traducción del texto de la imagen:
—¿Cuántos perritos posees?
—¡¿Poseo?! Stephen, ¿poseo?
»Un perrito no es un esclavo.
»¡Dracarys!
Como veis, Emilia Clarke –quien da vida a Daenerys Targaryen en Juego de Tronos, serie de HBO– está de acuerdo conmigo. ¡Perritos power!
A pesar de esto, George R.R.Martin –autor de la saga literaria Canción de Hielo y Fuego, donde aparece la Targaryen y en la que se basó la serie Juego de Tronos de HBO– decidió que sus tótem fuesen dragones.
Pero… ¿por qué?
¿Solo porque acojonan? ¿Porque son molones?
No, y no.
Bueno. Sí, y sí.
Pero hay otro motivo.
¿Sabíais que, a nivel simbólico y mitológico, la mujer y el dragón son viejos amigos?
Para descubrir a qué me refiero, os propongo un viaje hacia la Antigüedad, los mitos y la psique en este artículo sobre lo ancestral en lo actual.
¡Por cierto, soy Cklo Labella en la primera parte de mi primer artículo para Attannur!
¡Bienvenidos!
¡Ah, aquí podéis leer la segunda parte de este artículo!
Hey ho, let’s go!
LA SERPIENTE: LA ABUELA DEL DRAGÓN
Sí, la mujer y el dragón no son enemigas, sino todo lo contrario.
Para demostrarlo, vamos a explorar el origen del dragón, que es…
…la serpiente.
La serpiente ha fascinado desde tiempo inmemoriales.
Nota: si quieres leer un artículo sobre el mito de la lucha del héroe contra el dragón, escrito por Hidalga Erenas, clica aquí.
Tras este brevísimo inciso, continuemos:
Estaba hablando de la serpiente, que es un animal anatómicamente opuesto al ser humano en todos los sentidos, con lo cual, nos parece muy «alejado» de «lo normal». Como si la serpiente fuese de otro planeta. Aparece y desaparece en y por lugares de difícil acceso, sean terrestres o acuáticos. Por una parte es venenosa, por eso se la asocia con la muerte. Pero, como muda su piel, también simboliza la reencarnación… o sea, la vida eterna.
Por todo ello, este reptil se asocia a lo oculto y a lo profundo. A todo aquello que no se puede prever ni controlar.

A la izquierda, un naga (hindú) y a la derecha, varias representaciones de Quetzalcóatl, o «serpiente emplumada» (mesoamericana) || Dos deidades serpentinas de culturas alejadas en el tiempo y el espacio.
Todo aquello que está más allá de las leyes humanas.
Se sabe, además, que en el Neolítico y en la Edad de Bronce, la serpiente era un símbolo lunar y masculino en varias zonas.
«¿Ah, sí? ¿Pero la luna no se asocia a lo femenino?», diréis.
Y yo os diré «Esto no ha sido siempre así».
Vamos a verlo:
ADORANDO A LA DIOSA
Resulta que existieron dos tipos de culturas en aquella época: las agrícolas y las cazadoras.
Las culturas agrícolas adoraban a la Diosa, o sea, a la Madre Tierra que les daba de comer.
La Diosa era el Todo: ¡Vida y Muerte en sí misma y, como tal, eterna! Era la gran matriz, el recipiente en el que otros dioses, humanos, animales y plantas nacemos, vivimos, morimos y volvemos a nacer (estos pueblos tenían una visión cíclica de la vida basada en los ciclos de las cosechas).
Todo lo que habitaba en La Diosa era mutable. Lo único eterno era Ella. Por eso se la asociaba al sol, que era considerado una fuente de energía inagotable: incluso durante la noche está presente… reflejándose en la luna, que crece y decrece gracias a su luz.

Hay vestigios de esta visión cosmológica en el idioma alemán, donde la Luna es masculino (der Mond) y el Sol, femenino (die Sonne).
En resumen: lo eterno lo veían en clave femenina, y lo mutable en masculina.
Por eso la luna y la serpiente, con sus ciclos de renovación constante, eran masculinos.
¡Ah, y el toro, con sus cuernos en forma de luna creciente, también!
Admiremos, ahora, una estatuilla:

Diosa de las serpientes (Creta 1.600 AC) ¿Una proto-Daenerys?
¿Os suena? Seguro que sí.
Esta obra cretense es perfecta para ilustrar la cosmovisión de la que os hablo. No es solo la de una mujer digna de Juego de Tronos (mamellas al aire y pose de tía dura), sino que ¡también es la representación de La Diosa en todo su esplendor!
Hay mucha más simbología en esta estatuilla, pero comentarla daría para otro artículo.
Centrémonos, pues, en el tema: la serpiente y la mujer como coleguis desde siempre.
Esta estatua enseña sus senos sin pudor: la fuente de la vida. Y, brazos en alto, nos muestra un par de serpientes: la dualidad de opuestos (la vida y la muerte, en este caso) representada en el número dos, así como el ciclo de la reencarnación simbolizada en la serpiente per se.
Interesante, ¿no?
Según el arqueólogo Leo Frobenius, los adoradores de La Diosa se asentaban en el sudeste asiático, Oriente Próximo y sudeste de Europa (Nota: también habla de Centroamérica, pero esto daría para otro artículo).

La arqueólogo Marija Gimbutas localizó aquí una gran adoración a La Diosa. Llamó a este territorio La Vieja Europa.
Y a estas culturas las llamamos pre-indoeuropeas.
¿Por qué?
Pues porque su mundo acabaría por desaparecer de forma violenta a manos de invasores indoeuropeos.
Estos pueblos venían, mayormente, de lo hoy que sería la estepa rusa: tierras agrestes donde uno debía ser guerrero y cazador con tal de sobrevivir.
Sus dioses eran varones sedientos de sangre.
Y, bajo su protección, se lanzaron a la conquista de tierras fértiles entre el 4500 y el 2500 a.C
El trono de La Diosa se tambaleaba…
LAS TRIBUS CAZADORAS Y SUS DIOSES
Estos pueblos indoeuropeos eran las culturas cazadoras de las que hemos hablado antes.
Recordemos que su suelo no era fértil. Así que lo de asentarse y dedicarse a las cosechas, nanai. Estaban obligados a vivir como guerreros y cazadores nómadas o seminómadas.
No, no tenían mucho que agradecer a La Madre Tierra.
Sino que debían arriesgarse a diario cazando animales enormes o descubriendo otros parajes con tal de sobrevivir: poco conocían sus favores maternales.
Y no es como ahora, que tenemos Google y GPS. No. ¡Esos se desplazaban sin saber dónde acabarían, si es que acababan en alguna parte!
Como hemos dicho, estas culturas adoraban a dioses masculinos. A varones fieros y capaces. ¡Ojo! Que los panteones divinos de ambas culturas, cazadora y agrícola, eran mixtos. El punto importante aquí es qué deidad era adorada como superior. En este caso, si Él o Ella.
Según el ya mencionado arqueólogo Leo Frobenius, la creación de un panteón divino y su jerarquía se establecería basándose en una cuestión: ¿cómo es mi entorno? y, de ahí, ¿qué capacidades necesito para sacarle partido y sobrevivir?
Por ejemplo: si vivieses entre algodones, ¿por qué querrías un dios que pelea? ¡No lo necesitarías! A tal argumento lo llamó paideuma.
¿Por dónde íbamos…?
¡Ah, sí!
LOS CAZADORES Y LA DIOSA SE ENCUENTRAN
Los conquistadores habían inventado armas potentes y carros de guerra y, oye, vamos “de excursión”. Y la cosa les cundió: sometieron a las culturas agrícolas.

Khal Drogo (Jason Momoa) y Daenerys Targaryen (Emilia Clarke): ¿Un homenaje a los bodorrios divinos entre La Diosa y El Dios Cazador?
La mayoría casaron a Sus Dioses con La Diosa (con ella como líder o con diosas menores).
Sí, buen rollo sincretista.
Según el mitólogo Joseph Campbell, los amoríos de Zeus reflejarían estas prácticas.
Pero otros satanizaron a La Diosa.
¿Quién no se sabe la historia de Eva y la serpiente?
La mujer pasa de deidad a “esa petarda que, te lo juro, no puedo dejarla sola dos segundos porque me la lía”.
Así, la serpiente, la portadora de conocimiento oculto, de vida y de muerte, se convierte en todo lo que hay que evitar.
Por cierto, ¿conocéis la leyenda de San Jorge?
Ahora veremos su origen…
LA SERPIENTE SE TRANSFORMA EN DRAGÓN

San Jorge y el dragón de Emmanuel Tzanes, siglo XVII
En el poema babilónico Enûma Elish, el dios Marduk mata a Tiamat, la diosa del Caos primigenio.
(nota: podéis leer más sobre ello en la entrada El mito del héroe contra el dragón).
Tiamat era la abuela de los dioses y, aunque no todos los estudiosos se ponen de acuerdo, su representación más aceptada es la de una dragona. Una serpiente monstruosa, vamos.
¿Hablaríamos del primer dragón de la historia?
No, pero sí del que configuró la imagen del dragón occidental, el dragón malvado y temible.
Marduk partió en dos a Tiamat: con su parte superior creó el cielo y, con la inferior, la tierra. Y de ahí se puso a crear a todo bicho viviente, incluyendo a los humanos.

Arriba, Set vs Apofis (Egipto); abajo Indra vs Vritrà (India). ¡Hay mitos similares a los de Marduk y Tiamat en todo el mundo!
Este mito, (así como los dos mencionados en la imagen anterior), tiene dos lecturas:
- Cambio en la estructura sociopolítica: el conquistador se impone al conquistado.
- Cambio en la psique colectiva: el hombre civiliza el mundo, esto es, lo transforma y somete a sus leyes. Unas leyes donde el sol pasa a ser no solo energía que alimenta las cosechas, sino fuente de luz clara.
Bajo esa luz nacen las primeras jerarquías y leyes; las estructuras y clasificaciones sobre las que nos asentamos hoy día.
¿Y quiénes fueron los artífices? Pues los varones conquistadores. Por eso el sol se convierte al masculino, porque el hombre pasa a ser el Creador.
Y, así, La Diosa es destronada y la serpiente convertida en un monstruo al que temer, odiar y destruir.
¡Y… HASTA AQUÍ TODO, POR EL MOMENTO!
¡Espero que hayáis disfrutado con la lectura de este artículo sobre Daenerys Targaryen y sus dragones tanto como yo escribiéndolo!
Os espero en su segunda parte, donde veremos el desenlace.
¿Se resignará La Diosa a su descenso? ¿Y la serpiente-dragón? ¿Qué hará cuando se vea convertida en un ser terrible? ¿Cómo les irá a los cazadores?
Pero ¿qué tiene que ver todo esto con Daenerys Targaryen?
¡En la segunda parte de este artículo lo podéis descubrir!
Y no me digáis que no es un poco como Juego de Tronos, ¿eh? Alianzas, sangre, sed de poder…
Gracias por leerme.
BIBLIOGRAFÍA
Aquí os dejo una breve bibliografía de los libros consultados para escribir este artículo, por si queréis saber más:
Diosas y dioses de la vieja Europa (7000–3500 AC)
de Marija Gimbutas
(Siruela, 2014)
Diosas,
de Joseph Campbell
(Atalanta, 2013)
En busca de la felicidad, mitología y transformación personal
de Joseph Campbell
(Kairós, 2012)
El mensaje de los símbolos (Mitos culturas y religiones)
de Manfred Lurker
(Empresa Editorial Herder, 1998)
La Diosa. Creación, fertilidad y abundancia. Mitos y arquetipos femeninos
de Shahrukh Husain
(Colección Culturas de la Sabiduría; Debate; Círculo de Lectores, 2014)