Ho­la, soy Hi­dal­ga Ere­nas y, en es­ta en­tra­da, voy a ter­mi­nar de mos­tra­ros el pro­ce­so crea­ti­vo que hay de­trás del di­se­ño de la cu­bier­ta (ha­bi­tual­men­te, mal lla­ma­da por­ta­da) de Reg­Ni­grorvM || Li­bro I: Exor­dio — La Bru­ja en bus­ca del Ca­za­de­mo­nios.

Aquí po­déis ac­ce­der a la pri­me­ra par­te, don­de des­gra­né la idea ini­cial de la cu­bier­ta, y el tra­ba­jo de fo­to­mon­ta­je que reali­cé pa­ra Lith­bel.

REGNIGRORVM-I-CUBIERTA-EDICION-1-2019-2020-DISEÑO-WORDPRESS

Cu­bier­ta (o «por­ta­da») fi­nal de la pri­me­ra edi­ción del pri­mer vo­lu­men de Reg­Ni­grorvm. [Cli­ca so­bre ella pa­ra ver­la a ma­yor ta­ma­ño]

He­chas las pre­sen­ta­cio­nes de ri­gor, va­ya­mos al te­ma:

TRAS LA IMAGEN DE AMADÍS

Igual que con Lith­bel, pa­ra Ama­dís tam­bién tu­ve que ha­cer un fo­to­mon­ta­je.

Aun­que pa­rez­ca más sen­ci­llo, en reali­dad fue bas­tan­te la­bo­rio­so.

Por eso lo he des­glo­sa­do en subapar­ta­dos:

EL TORSO DE AMADÍS

De en­tra­da, ne­ce­si­ta­ba un sol­da­do o gue­rre­ro con ro­pa­jes me­die­va­les.

Así que, de nue­vo, bus­qué imá­ge­nes li­bres de de­re­chos con las que tra­ba­jar, prin­ci­pal­men­te de dos webs: Uns­plash y Pi­xa­bay, y di con co­sas co­mo es­tas:

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Cli­ca so­bre la ima­gen pa­ra ac­ce­der a la bús­que­da que hi­ce.

Ama­dís no lle­va ar­ma­du­ra, así que to­das esas, que son bas­tan­tes, las des­car­té.

Me cen­tré en las que eran de hom­bres ves­ti­dos de épo­ca.

Tam­po­co ha­bía mu­cho don­de es­co­ger, pe­ro en otras webs de imá­ge­nes de stock aún ha­bía me­nos… (En Uns­plash di­rec­ta­men­te no sa­ben lo que es un sol­da­do me­die­val).

Tras pa­sear­me en­tre las dis­tin­tas op­cio­nes, me que­dé con es­ta fo­to:

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Cli­ca en la ima­gen pa­ra ver la fo­to ori­gi­nal.

No os creáis que fue fá­cil que­dar­me con es­ta ima­gen.

Ama­dís no tie­ne esa ca­ra, y tam­po­co se pon­dría ja­más ese som­bre­ro.

Pe­ro es que no ha­bía fo­tos me­jo­res.

De he­cho, du­ran­te el pro­ce­so de se­lec­ción hi­ce va­rios pre­mon­ta­jes, pe­ro no los voy a mos­trar por­que son muy cu­tres (eran pa­ra ver qué ima­gen me con­ven­cía más, y si fi­nal­men­te me de­can­ta­ba por cuer­po en­te­ro o plano me­dio).

Y ahí es cuan­do lle­gué a la con­clu­sión de que la úni­ca vía que me que­da­ba era ha­cer una com­po­si­ción se­lec­cio­nan­do lo que más me con­ven­cie­ra de va­rias fo­tos.

Su­po­nía re­cor­tar ca­be­za y aña­dir un bra­zo con una pis­to­la, lo que im­pli­ca­ba más tra­ba­jo y, en­ci­ma, más pre­ci­so pa­ra que no se no­ta­ra el co­lla­ge.

Con to­do, pen­sé que se­ría me­nos de lo que aca­bó sien­do… pe­ro no nos ade­lan­te­mos.

El ca­so es que ha­bía un ries­go ele­va­do de que pa­re­cie­ra un chu­rro.

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Es­te era mi ma­yor mie­do…

Pe­ro to­do es­fuer­zo era po­co por con­se­guir el re­sul­ta­do que te­nía en la ca­be­za

Así que me pu­se a ello.

Re­cor­té la par­te que me in­tere­sa­ba pa­ra la cu­bier­ta, que era bá­si­ca­men­te la ro­pa y par­te del cue­llo:

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La ima­gen de la de­re­cha, ade­más de es­tar re­cor­ta­da, ya tie­ne apli­ca­dos al­gu­nos efec­tos pa­ra que se vea al­go des­atu­ra­da, más en­fo­ca­da,  y con al­go de grano, por­que bus­cá­ba­mos que el di­se­ño fi­nal tu­vie­ra una tex­tu­ra su­cia.

Apar­te, y por al­gún mo­ti­vo que no re­cuer­do, le aña­dí un po­co de som­bra al bra­zo.

Pe­ro he de de­cir que to­dos es­tos de­ta­lles los hi­ce des­pués, ya que el re­cor­te lo he sa­ca­do del mon­ta­je ca­si fi­nal (to­da­vía sin in­cluir en la cu­bier­ta) de Ama­dís.

Ob­via­men­te, cues­tio­nes de sa­tu­ra­ción, grano, tex­tu­ras, etc. hay que apli­car­las al con­jun­to del mon­ta­je de­fi­ni­ti­vo, no a par­tes suel­tas sin sa­ber con qué otras imá­ge­nes van a ir.

No me ha­gáis vol­ver a po­ner la fo­to del Ec­ce Ho­mo co­mo ejem­plo de lo que po­dría ha­ber pa­sa­do de no ha­ber se­gui­do es­tos pa­sos…

Di­cho es­to, pro­si­ga­mos con los en­tre­si­jos del di­se­ño de la cu­bier­ta:

LA MANO QUE EMPUÑA EL ARMA

Que­ría­mos que se vie­ra lo más im­por­tan­te de Ama­dís: que usa ar­mas de fue­go ade­lan­ta­das a su tiem­po.

Co­mo te­nía ya el tor­so, de­bía po­ner al­go que en­ca­ja­ra.

In­me­dia­ta­men­te, me pu­se a bus­car ma­nos apun­tan­do con pis­to­las an­ti­guas.

Pe­ro, nue­va­men­te, no di con na­da que me con­ven­cie­ra al cien por cien.

Sí, soy así de quis­qui­llo­so, ¡qué le va­mos a ha­cer!

Así que mon­té una com­po­si­ción en la que aña­dí has­ta una mu­ñe­que­ra pa­ra aca­bar de dar­le un to­que:

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En es­ta oca­sión, aca­bé bu­cean­do en De­po­sitpho­tos, que si te sus­cri­bes, tie­nes 10 fo­tos gra­tis.

La mu­ñe­que­ra sí fue una fo­to de Pi­xa­bay.

Bueno, pues Ama­dís ya te­nía un cuer­po y un bra­zo con pis­to­la an­ti­gua:

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La co­sa ha­bía co­gi­do for­ma, pe­ro aún fal­ta­ba al­go no me­nos im­por­tan­te…

EL ROSTRO DEL CAZADEMONIOS

Lle­ga­dos a es­te pun­to, hay que re­co­no­cer la ver­dad.

No, el ros­tro de Ama­dís no fue lo úl­ti­mo que es­co­gí, sino lo pri­me­ro.

Pe­ro en­ton­ces ha­bría per­di­do par­te de la gra­cia es­te ar­tícu­lo.

Tras es­ta con­fe­sión, vea­mos a ver el ros­tro ori­gi­nal y los arre­glos que le hi­ce:

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Cli­ca en la ima­gen pa­ra ver la fo­to ori­gi­nal.

Co­mo se pue­de ver en la ima­gen, he co­lo­ca­do a la iz­quier­da el ros­tro ori­gi­nal de la fo­to­gra­fía es­co­gi­da, y a la de­re­cha el re­cor­te que hi­ce.

Las ma­ni­pu­la­cio­nes fue­ron sen­ci­llas, apar­te de con­tras­tes y de­más (los mis­mos que apli­qué a la com­po­si­ción del bra­zo con la pis­to­la y el tor­so), le re­to­qué la bar­ba pa­ra que la lle­va­ra arre­gla­da, in­clu­yen­do unír­se­la a la pa­ti­lla, y el pe­lo pa­ra que no tu­vie­ra me­cho­nes al vien­to.

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Bien, ya te­nía a Ama­dís com­ple­to (bueno, tan com­ple­to co­mo ne­ce­si­ta­ba pa­ra el mon­ta­je fi­nal de la cu­bier­ta del li­bro, se en­tien­de).

Apun­te: no le hi­ce par­te del an­te­bra­zo por­que iba a ser (y ha si­do) un pri­mer plano, así que el co­do no se le iba a ver.

Así pues, ya so­lo que­da­ba in­cluir­lo en la com­po­si­ción de la por­ta­da.

Y pa­ra ello, tam­bién le hi­ce al­gu­nas pe­que­ñas mo­di­fi­ca­cio­nes al fo­to­mon­ta­je:

INCLUYENDO LA IMAGEN EN LA COMPOSICIÓN

De en­tra­da, aca­bé de dar­le con­tras­tes y un to­que con tex­tu­ras pa­ra que pa­re­cie­ra una es­pe­cie de fo­to­gra­fía o gra­ba­do an­ti­guo. Que se vie­ra su­cio y con grano.

Ade­más, lo des­atu­ré.

Por­que de­ci­di­mos que los per­so­na­jes es­tu­vie­ran in­te­gra­dos en el tono ver­de que iba a te­ner to­da la cu­bier­ta.

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Al es­pe­jar la ima­gen, la pis­to­la que­dó en la mano iz­quier­da, lo cual es un ras­go dis­tin­ti­vo de Ama­dís…

Apar­te de eso, y co­mo vis­teis en la pri­me­ra par­te de es­te ar­tícu­lo, ya in­clu­so en las pre­ma­que­tas en las que Ama­dís (bueno, Mo­moa ha­cien­do de él, je­je) sa­lía de cuer­po en­te­ro, ha­bía la in­ten­ción de co­lo­car­lo a la iz­quier­da de la com­po­si­ción.

Y tam­bién te­nía­mos cla­ro que el ca­za­de­mo­nios de­bía es­tar de es­pal­das a la bru­ja, co­mo si no se hu­bie­ra per­ca­ta­do de la pre­sen­cia de es­ta.

Re­cor­de­mos que la no­ve­la se ti­tu­la La bru­ja en bus­ca del ca­za­de­mo­nios.

Y que­ría­mos que esa bús­que­da se trans­mi­tie­ra en el di­se­ño de la cu­bier­ta.

De­bi­do a lo an­te­rior, vol­teé la ima­gen de Ama­dís pa­ra que mi­ra­ra ha­cia la iz­quier­da de la cu­bier­ta.

Ah, por cier­to, aquí ten­go la mues­tra de que, en las prue­bas, an­tes de mon­tar el cuer­po, ya te­nía la ca­be­za de Ama­dís:

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No me lo ten­gáis en cuen­ta. Son prue­bas. Co­mo es­ta, ten­go de­ce­nas de va­rian­tes.

En el an­te­rior pre­mon­ta­je se pue­de in­tuir que el cue­llo de la ro­pa de Ama­dís es la mis­ma que la del jo­ven de la fo­to. Y la mano, pues se aso­ma por ahí, muy pe­ga­da a la ca­ra (que­da­ba mal, lo sé), sin mu­ñe­que­ra y con el ar­ma de di­men­sio­nes nor­ma­les (lue­go, co­mo ha­béis vis­to an­tes, la mo­di­fi­qué pa­ra es­ti­li­zar­la).

Sí, no era un buen mon­ta­je, y por eso es­ta no es la ver­sión que hay en el li­bro.

Por cier­to, apar­te de es­tas cues­tio­nes, en la pre­ma­que­ta an­te­rior se ven al­gu­nos de­ta­lles de los que voy a ha­blar aho­ra:

OTROS DETALLES DE LA CUBIERTA

Ya te­nía a los dos per­so­na­jes y su dis­po­si­ción.

Pe­ro se­ría un po­co sie­so que eso hu­bie­ra si­do to­do.

Te­nía que ha­ber al­gu­nas co­sas que los ubi­ca­ran:

UN BOSQUE

Lo pri­me­ro que me vino a la ca­be­za, ya an­tes in­clu­so de te­ner bien fo­to­mon­ta­dos a los dos per­so­na­jes, fue que la cu­bier­ta ne­ce­si­ta­ba un fon­do, ni que fue­ra su­til, que al fi­jar­se bien nos tras­la­da­ra a cier­tos pai­sa­jes que apa­re­cen en la no­ve­la.

El fon­do es­co­gi­do des­de un prin­ci­pio fue un bos­que.

Por­que tan­to Ama­dís co­mo Lith­bel tie­nen al­gu­nos ca­pí­tu­los que trans­cu­rren en di­cho es­ce­na­rio.

Así que bus­qué y di con es­ta ima­gen:

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Cli­ca en la ima­gen pa­ra ver la fo­to ori­gi­nal.

E hi­ce los re­to­ques per­ti­nen­tes:

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Lo con­ver­tí en una si­lue­ta, lo vol­teé pa­ra que los ár­bo­les más gran­des ca­ye­ran en la con­tra­cu­bier­ta, y bo­rré par­te de lo que lle­na­ba la cu­bier­ta fron­tal, don­de te­nía que ha­ber un es­pa­cio pa­ra el tí­tu­lo y los pro­ta­go­nis­tas de la no­ve­la.

Tam­bién, des­de un prin­ci­pio, que­ría in­cluir ra­yos de tor­men­ta. Por­que al­go hay en la no­ve­la…

Pe­ro, tras pro­bar en va­rios pre­mon­ta­jes (co­mo los que ya han sa­li­do tan­to en la pri­me­ra par­te del ar­tícu­lo co­mo en es­ta se­gun­da par­te), no aca­bó de con­ven­cer­me.

De he­cho, he de re­co­no­cer que in­clu­so el bos­que, en la ver­sión pu­bli­ca­da, es ca­si in­dis­tin­gui­ble y, co­mo mu­cho, se pue­de me­dio in­tuir que hay al­go ahí, en la con­tra­cu­bier­ta.

Unas som­bras que no se sa­be muy bien qué son.

Y eso ya es­tá bien, por­que tam­bién trans­mi­te una sen­sa­ción que nos in­tere­sa de ca­ra al mun­do de Reg­Ni­grorvm.

Apar­te del bos­que, en esos pre­mon­ta­jes, ha­bía otra ima­gen que con­si­de­ré opor­tuno con­ser­var en la por­ta­da fi­nal…

UN CASTILLO

Sí, un cas­ti­llo, por­que hay una par­te im­por­tan­te de la no­ve­la que su­ce­de en uno.

Y por­que, ade­más, es la lo­ca­li­za­ción me­die­val por an­to­no­ma­sia.

Un cas­ti­llo ayu­da­ba a pen­sar, au­to­má­ti­ca­men­te, en una his­to­ria de ha­ce si­glos.

Bus­qué y bus­qué cas­ti­llos.

Y aun­que en­con­tré fo­tos muy bo­ni­tas, no en­ca­ja­ban bien en la dis­tri­bu­ción que te­nía pa­ra la cu­bier­ta.

Iba tras al­go que fue­ra una si­lue­ta, que no ne­ce­si­ta­ra co­lo­res, que pu­die­ra in­te­grar­lo bien en la por­ta­da sin que aca­pa­ra­ra pro­ta­go­nis­mo…

Y, por si fue­ra po­co, te­nía que ser es­pa­ñol, por­que los cas­ti­llos de aquí no son igua­les que los de Ale­ma­nia, por ejem­plo.

Aun­que, al fi­nal, no en­con­tré nin­gu­na ima­gen ade­cua­da con un cas­ti­llo es­pa­ñol…

Pe­ro sí ibé­ri­co, que pa­ra el ca­so, ar­qui­tec­tó­ni­ca­men­te me ser­vía.

El cas­ti­llo es­co­gi­do fue el de Se­sim­bra, una lo­ca­li­dad de Por­tu­gal:

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Cli­ca en la ima­gen pa­ra ver la fo­to ori­gi­nal || Aquí pue­des sa­ber al­go más de es­te cas­ti­llo.

De nue­vo, hi­ce al­gu­nos y lo aco­plé al mon­ta­je con los per­so­na­jes:

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La si­lue­ta del cas­ti­llo, ade­más, sir­vió de ba­se pa­ra dar con­sis­ten­cia a los per­so­na­jes, y que no pa­re­cie­ran dos fi­gu­ras que es­tu­vie­ran flo­tan­do en la por­ta­da.

Y sí, tam­bién me sol­ven­tó al­gu­nas cues­tio­nes del mon­ta­je de Ama­dís, co­mo la au­sen­cia de co­do (de ha­ber­lo ne­ce­si­ta­do, lo ha­bría he­cho, pe­ro eso que me aho­rré… je­je).

Te­nien­do ya to­do lo an­te­rior, so­lo fal­ta­ba aña­dir al mon­ta­je una co­sa.

Un sím­bo­lo que se des­cri­be en la his­to­ria…

EL SÍMBOLO DE MARI

No ex­pli­ca­ré gran co­sa so­bre el sím­bo­lo de Ma­ri, sal­vo que tam­bién lo lla­ma­mos el sím­bo­lo o signo de la Dio­sa, pues pa­ra sa­ber más so­bre él, ten­dréis que leer el li­bro.

Aquí os de­jo un en­la­ce por si os ha pi­ca­do la cu­rio­si­dad. Je je.

Di­cho lo an­te­rior, aquí os de­jo una ima­gen ani­ma­da del sím­bo­lo en cues­tión:

SÍMBOLO DE MARI ANIMADO XXXXS

Sím­bo­lo de Ma­ri ani­ma­do (que así se ve más «so­bre­na­tu­ral»).

Co­mo es un sím­bo­lo sen­ci­llo, fue fá­cil di­bu­jar­lo.

Otra co­sa son los efec­tos y tex­tu­ras que aña­dí en la cu­bier­ta y, de he­cho, he ido aña­dien­do en otras imá­ge­nes pos­te­rio­res de Reg­Ni­grorvm (co­mo en el gif an­te­rior).

An­tes he di­cho que no con­ta­ría na­da so­bre es­te sím­bo­lo, pe­ro me re­fe­ría a na­da de lo re­la­cio­na­do con Reg­Ni­grorvm, pa­ra que no ha­ya des­tri­pes.

Pe­ro, si me lo per­mi­tís, sí que ha­bla­ré de al­gu­nas re­fe­ren­cias que tu­ve a la ho­ra de idear­lo.

Por­que una co­sa es que co­mo di­bu­jo fue­ra fá­cil, y otra es que co­mo «con­cep­to» sa­lie­ra así, sin pen­sar­lo…

No es el ca­so.

Tie­ne al­go más de en­jun­dia.

En un prin­ci­pio, que­ría usar el sím­bo­lo grie­go de ome­ga (Ω).

¿Por qué? Bien, pues por­que la pro­pia pre­mi­sa (y es­to no es un spoi­ler pues vie­ne en la si­nop­sis pro­mo­cio­nal) ya ha­bla de un po­si­ble fin del mun­do. Y el ome­ga, co­mo úl­ti­ma le­tra del al­fa­be­to grie­go, se aso­cia, en­tre otras co­sas, a eso.

Pe­ro en la no­ve­la no sa­le nin­gu­na men­ción a la mi­to­lo­gía grie­ga, así que de­bía te­ner otra re­fe­ren­cia.

Em­pe­cé a in­da­gar en la mi­to­lo­gía su­me­ria que, aun­que no se nom­bra, sí que hay in­fluen­cias de la mis­ma, a ni­vel de de con­cep­tos y, so­bre to­do, en un ca­pí­tu­lo del li­bro.

Y di con el sím­bo­lo de Ninhur­sag, dio­sa que re­pre­sen­ta a la Tie­rra y la fer­ti­li­dad.

Su sím­bo­lo, aun­que pa­re­ci­do al ome­ga, en prin­ci­pio, no es­tá vin­cu­la­do a es­te, y se teo­ri­za so­bre si re­pre­sen­ta­ría un úte­ro.

La se­ren­di­pia es que am­bos sig­ni­fi­ca­dos ser­vían pa­ra Reg­Ni­grorvm, así que, sin du­dar­lo más, aca­bé di­bu­jan­do el sím­bo­lo de la dio­sa Ma­ri co­mo una ome­ga sim­pli­fi­ca­do y pro­cu­ran­do que pa­re­cie­ra en­ve­je­ci­do, co­mo ta­lla­do en pie­dra…

Res­pec­to a es­to, os di­go co­mo an­tes: si que­réis sa­ber por qué, ten­dréis que leer el li­bro (sí, es una cu­ña pro­mo­cio­nal, pe­ro de eso tra­ta tam­bién es­te ar­tícu­lo, ¿no? je­je).

Bien, con to­do lo an­te­rior (per­so­na­jes, fon­do y sím­bo­lo) el mon­ta­je de la cu­bier­ta es­ta­ba he­cho:

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Cli­ca so­bre la cu­bier­ta pa­ra ver­la a ma­yor ta­ma­ño.

Pe­ro, aun in­clu­yen­do to­do lo que he­mos ido vien­do, la cu­bier­ta se hu­bie­ra vis­to un po­co so­sa.

Sí, fal­ta­ban co­sas…

Pe­ro na­da de más imá­ge­nes con­cre­tas.

Al­go más su­til.

Al­go de lo que he ido ha­blan­do a lo lar­go de la pri­me­ra par­te y de es­ta, y que tam­bién te­nía­mos en men­te des­de el prin­ci­pio:

AÑADIENDO TEXTURAS

Co­mo he ido co­men­tan­do, que­ría­mos el di­se­ño fi­nal de la cu­bier­ta tu­vie­ra tex­tu­ras.

Que los fo­to­mon­ta­jes se vie­ran su­cios, con grano, pe­ro tam­bién, co­mo gra­ba­dos en pie­dra, con ras­ca­das y ras­gu­ños…

Al­go que, ade­más de que­dar es­té­ti­co, com­pac­ta­ra to­do el con­jun­to, ha­cien­do que to­das las imá­ge­nes que­da­ran au­na­das al com­par­tir di­chas tex­tu­ras.

No me ex­ten­de­ré mu­cho, pues no tie­ne com­pli­ca­ción al­gu­na.

Aquí de­jo la pri­me­ra tex­tu­ra que usé:

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Cli­ca so­bre la ima­gen pa­ra ver la fo­to ori­gi­nal.

Aun­que pue­da pa­re­cer la tex­tu­ra de al­gún ti­po de pie­dra, co­mo már­mol ver­de, en reali­dad es una te­la.

Pe­ro el efec­to me sir­vió.

La otra tex­tu­ra es es­ta:

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Cli­ca so­bre la ima­gen pa­ra ver la fo­to ori­gi­nal.

Es­ta úl­ti­ma tex­tu­ra sí es de tie­rra se­ca y res­que­bra­ja­da.

Aun­que co­mo tex­tu­ra la usé de for­ma mu­cho más re­ba­ja­da que la de la te­la.

Aho­ra, ya sí, es­ta­ba to­do (aun­que, acla­ro que, co­mo con el fo­to­mon­ta­je de Ama­dís, el or­den que se­guí no fue es­te, en reali­dad mu­chas co­sas las hi­ce en pa­ra­le­lo y otras en dis­tin­to or­den, pe­ro es­te ar­tícu­lo ha­bría que­da­do me­nos in­tere­san­te y más caó­ti­co).

Y el re­sul­ta­do fi­nal con to­dos los ele­men­tos (ex­cep­to el tex­to de la si­nop­sis que lo he qui­ta­do por­que ta­pa al­gu­nos de­ta­lles y por­que to­do in­clu­yen­do la si­nop­sis es la pri­me­ra ima­gen tan­to de es­te ar­tícu­lo co­mo del an­te­rior) es es­te:

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Cli­ca so­bre la cu­bier­ta pa­ra ver­la a ma­yor ta­ma­ño.

Con es­to, ya ha­béis vis­to to­do el pro­ce­so que hu­bo de­trás del di­se­ño de la cu­bier­ta del li­bro, des­de las ideas y con­cep­tos ini­cia­les, has­ta el re­sul­ta­do fi­nal.

Es­pe­ro que os ha­ya gus­ta­do es­ta en­tra­da.

Ah, y si os ha pi­ca­do el gu­sa­ni­llo y que­réis sa­ber más so­bre la no­ve­la, cli­cad en Reg­Ni­grorvM || Li­bro I: Exor­dio — La Bru­ja en bus­ca del Ca­za­de­mo­nios.

Co­mo siem­pre, mu­chas gra­cias por leer­me.

Hi­dal­ga Ere­nas


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