En las una nota anterior empecé a conjeturar sobre cómo pudo ser el apocalipsis.

Nuevo refugio. El otro era mejor, pero en este, al menos, no hay una plaga de ratas carnívoras. [Imagen: T. Chick McClure | Unsplash]
Pero tuve que parar porque escuché unos ruidos fuera de mi refugio.
Al final no eran más que un par de ratas carnívoras.
Sí, las ratas carnívoras son peligrosas.
Aunque no tanto como podría haber sido una banda de caníbales o una jauría de perros salvajes.
Esos te siguen allá donde vayas…
Pero ese no es el tema.
Ahora, que vuelvo a estar en un lugar tranquilo, retomo la cuestión del apocalipsis.
Este es el diario de H.E.81, explorador y buscador de conocimiento.
Llevo años recopilando y estudiando todo aquello que pueda aportar información sobre la Época Anterior al Colapso.
Como ya dije, dispongo de más documentos en los que se recogen y especifican otro tipo de formas en las que pudo llegar el mundo a su fin.
Y voy a analizarlas a continuación:
MÁQUINAS ASESINAS
No cabe duda de que, en su apogeo, el nivel tecnológico desarrollado por la civilización de la Época Anterior al Colapso llegó a límites inimaginables.
Por ejemplo, una de las cosas que se dominó y perfeccionó fue la creación de humanos completamente artificiales.
Se les llamó robots, androides, cíborgs, y de otras formas (nota: parece ser que hay ciertas diferencias entre los términos citados, pero aún no he averiguado cuáles).

Archivo de la presentación de Tobor el Grande, uno de los primeros robots. ¡Asombroso!
Al principio, los androides no tenían un aspecto muy realista. Pero, de todas formas, ya eran sorprendentes por el conocimiento científico que debía haber detrás de su creación.
Lo digo basándome en mi propia experiencia, pues me dedico a reparar todos los cacharros de tecnología antigua que encuentro (gracias a eso, puedo visionar los documentos audiovisuales de la Época Anterior, entre otras cosas). Pero, a día de hoy, aún no he conseguido que nada llegue a hablar o a moverse como una persona, ni siquiera de forma parecida.
Y la verdad es que me gustaría lograrlo.
Porque, a veces, no me vendría mal disponer de la ayuda de un robot.
Aunque, quizá tampoco sería tan buena idea…
Porque, por lo que he podido saber, en algún momento, estos seres mecánicos llegaron a tener consciencia propia y se rebelaron contra la humanidad. Eso desembocó en algún tipo de guerra que, según los documentos que tengo en mi poder, conllevó la muerte de millones de personas.

Estas máquinas, llamadas Terminators, parecían humanos por fuera, pero por dentro eran de un metal (casi) indestructible. Hubo varios de estos ciborgs que viajaron en el tiempo (nota: mis conocimientos sobre el viaje en el tiempo son, actualmente, bastante limitados).
Quizá los robots militares se crearon para luchar contra los alienígenas (de los cuales hablé en esta nota anterior) pero dichos alienígenas, con su tecnología aún más avanzada que la humana, lograron manipular la mente de los robots para que fueran en contra de nosotros. Así, la posterior invasión extraterrestre les debió resultar más fácil con la población mermada.
Aunque esto, como muchas de las cosas que planteo en mis notas, no es más que una especulación hecha a partir de los datos con los que cuento.
Lo cierto es que tengo más hipótesis sobre qué pudo causar el fin del mundo.
PLAGAS, INFECTADOS Y ZOMBIS
En bastantes archivos se habla de la merma de la población mundial por culpa de distintos tipos de enfermedades.
Por ejemplo, en las crónicas tituladas El último hombre, firmadas por Mary Shelley se detalla el principio del fin a través de guerras y una plaga que trae consigo la muerte de la población.
Y, al final, solo queda un único superviviente, Lionel Verney.
Debió ser muy duro para Verney asistir al fin de los tiempos. Ver cómo iban muriendo sus seres queridos, cómo se iban devastando los lugares en los que había crecido, cómo los ejércitos y la enfermedad terminaban con todo, hasta quedarse él solo, sin la compañía de nadie más.
Actualmente no somos muchos los que poblamos estas tierras pero, tras conocer la historia recogida en El último hombre, me sentí incluso afortunado: al menos no soy la única persona en el mundo.
Aunque es probable que ese sujeto no fuera el último hombre de la Tierra sino que, en realidad, debió quedarse aislado en algún territorio, tras la aniquilación de gran parte de la humanidad, creyendo que en realidad no había nadie más.
Un caso muy similar es el que recoge el informe de Soy leyenda, de Richard Matheson.
De hecho, bien podrían ser sucesos acontecidos justo después de los que relata Shelley, ya que se trata de las vivencias de Robert Neville, el superviviente de un apocalipsis causado por una plaga.
La diferencia con El último hombre es que Neville no está solo en el mundo, pues hay más gente. El problema es que esa gente ha mutado a un tipo de caníbales debido a la bacteria que causa la plaga. Así que, a efectos prácticos, sí está solo. O peor, está rodeado de personas que quieren verlo muerto.
Pero, ¿por qué surgieron estas extrañas enfermedades que convirtieron a las personas en caníbales?
Todo apunta a la obsesión, que ha tenido desde siempre la humanidad, de resucitar a los muertos.

El documental sobre Frankenstein [James Whale] muestra el momento en el que el doctor da vida a su creación.
Así consta en la biografía del Doctor Frankenstein transcrita por la anteriormente citada Mary Shelley.
En esa biografía se cuenta que el Doctor, en su búsqueda por la inmortalidad, llegó a crear un humano usando restos de cadáveres (sí, la ciencia puede llegar a ser increíble y desagradable a partes iguales).
Pero la cosa no salió del todo bien…
Con todo, el hallazgo tuvo que ser fascinante.
En el trabajo de Frankenstein y su idea de crear un humano artificial, se puede ver el preludio de lo que serían los posteriores robots. Así que, como en otros casos, los hechos parecen encajar de cara a explicar qué fue lo que pudo causar el fin del mundo.
Respecto a la idea de resucitar a los muertos, he de añadir que por lo visto también se llevó a cabo por otros medios, como el vudú, dando pie a unos muertos vivientes llamados zombis.
En el siguiente documento audiovisual se ve al hechicero, autodenominado Rob Zombie, manejando a las masas a su antojo:
Se trata de un suceso muy parecido al que ya comenté sobre los músicos conocidos como Slayer y que probablemente fueran los cuatro jinetes del apocalipsis.
Este tipo de ritos debieron ser habituales justo al filo del armagedón.
Respecto a la idea de resucitar a los muertos, fuera por medio de la ciencia o fuera por medio de la magia, está claro que no fue un acierto. En todos los archivos y documentos que tengo, siempre se muestran problemas al respecto. Por ejemplo, las personas no volvían a la vida recordando quiénes eran, ni tampoco volvían físicamente bien. Volvían a la vida podridas (aunque, contradictoriamente, con una fuerza sobrehumana) y con ansias homicidas.
En muchos documentales sobre resucitados se retratan dichos problemas.
En 28 Days Later (Danny Boyle) se explica que la infección que convirtió a las personas en caníbales duró tan solo 28 días.
¡Es increíble que miles de años de civilización pudieran terminar tan rápido!
Y me pregunto: ¿puede que durante el Colapso una plaga convirtiera en caníbales a gran parte de la población?
No lo creo.
En la actualidad deambulan por el desierto unas cuantas bandas caníbales.
Y son muy peligrosas, sí.
Aunque no culpo a los caníbales por ello.
Hay que entender que, en este mundo que nos ha tocado vivir, cada uno se las apaña como puede. Yo, por supuesto, si me encuentro con un caníbal, no dudaré en ser tan salvaje como él, o incluso más si es necesario.
Pero los caníbales que conozco, aunque violentos, no se ajustan al tipo de seres caníbales (ya se tratase de infectados como de zombis) del pasado.
Esos seres, por lo que queda retratado en los documentales, eran prácticamente invencibles. Daba igual que les mutilaran brazos o piernas. La única forma de acabar con ellos era reventándoles la cabeza.
En cambio, los caníbales de ahora no son más que sujetos sin escrúpulos que han hecho del asesinato su forma de vida. Un poco (bastante) estúpidos, vale. Pero son capaces de hablar y hasta de mantener conversaciones (absurdas) entre ellos. Además, si a un caníbal le cortas el brazo, puedo asegurar que le duele tanto que deja de combatir. Y sí, se les puede matar, no cabe duda.
Así que no. Los caníbales actuales no son zombis ni infectados de la Época Anterior.
La respuesta que me viene a la cabeza es que en algún momento se encontrara una forma de detener a esos seres. Algún tipo de antídoto o ritual curativo.
Pero no dispongo de datos al respecto, así que mejor sigo analizando las otras posibles causas en relación al apocalipsis.
IMPORTANTE: ¿Se puede evitar el apocalipsis viajando en el tiempo?
Revisando entre las decenas de cajas que tengo repletas de documentos (tenía más pero, por desgracia, en mis traslados de un refugio a otro he perdido bastantes) acabo de encontrar un reportaje titulado 12 monos (de Terry Gilliam).
Muestra la misión de James Cole, quien viajó al pasado para intentar evitar el colapso causado por una infección mortal.
¡UN MOMENTO!
Quizá aún no ha viajado.
Su mundo está devastado, hay refugios subterráneos, cúmulos de chatarra y tecnología antigua…
Quizá su presente sea mi presente.
¡Eso significaría que puedo encontrarlo! ¡Y advertirle!
¡Y podría hacer que me llevara con él al pasado!
¡Sería genial conocer la Época Anterior al Colapso!
Debido a este descubrimiento, por el momento no puedo seguir con las anotaciones respecto al apocalipsis. He de encontrar a James Cole. O a los inventores de la máquina del tiempo. Mientras tanto, investigaré sobre otras cuestiones.
Si alguien está leyendo esto, le animo a compartir los hallazgos que he puesto a su disposición, y a indagar por su propia cuenta para dar con más conocimientos que puedan ser relevantes.
DOCUMENTOS CONSULTADOS
Tobor el grande (de Lee Sholem) es un admirable archivo audiovisual donde se enseña la creación de uno de los primeros androides de la humanidad.
Terminator (de James Cameron) es el primer reportaje de una serie de documentales que detallan la llegada de un robot humanoide desde el futuro. Otros robots como él causaron la extinción de millones de personas.
El último hombre son las crónicas escritas por Mary Shelley sobre el momento en el que el mundo se vio inmerso guerras y, para colmo, una enfermedad acabó con la humanidad en casi su totalidad.
Soy leyenda (de Richard Matheson) son otras crónicas, en este caso todo parece indicar que posteriores a las recogidas en El último hombre, que detallan la vida de un hombre después de que la enfermedad convirtiera a gran parte de las personas en caníbales peligrosos.
Mary Shelley también retrató la vida y obra del doctor Frankenstein, el cual llevó a cabo un experimento con la idea de conseguir crear un ser artificial usando partes de cadáveres. Archivo muy completo para conocer la ciencia y la sociedad de la Época Anterior al Colapso.
Frankenstein (de James Whale) es un documento audiovisual de las crónicas escritas por Mary Shelley sobre el mismo doctor. Es apasionante ver al ser creado por Frankenstein en movimiento. Da congoja el mero hecho de imaginar que eso existió.
The Zombie Horror Picture Show muestra el poder que el hechicero muerto viviente, conocido como Rob Zombie, sobre el público, gracias al uso de sonidos, imágenes y artilugios terroríficos. Hay que tener cuidado: es un archivo hipnótico.
28 días después (de Danny Boyle) es un reportaje sobre un virus que infectó a millones de personas, convirtiéndolas en resucitados caníbales. Espeluznante.
12 monos (de Terry Gilliam) es un documento inaudito sobre un viajero del tiempo intenta evitar el apocalipsis causado por una pandemia mortal. Aún tengo que revisarlo y analizarlo varias veces más hasta comprender todo sobre los viajes en el tiempo. Si pudiera encontrar a James Cole…