Hola, soy Hidalga Erenas y en este artículo voy a hablar sobre un sencillo método que consiste en asignar rasgos animales a nuestros personajes, lo cual nos permitirá crearlos y/o ayudarnos a definirlos y, de paso, hacerlos más originales.
Es tan simple como pensar en las características de algún animal que puedan coincidir con la idea que tenemos del personaje escogido, y otorgárselas en mayor o menor medida y de forma más o menos patente.

¿Quién no conoce algún niño rata?
De hecho, ya en nuestro hablar coloquial es habitual denominar por el nombre de un animal a una persona en función de una serie de características:
Si alguien es cobarde, decimos que es un gallina.
Si es muy grande y peludo, un oso.
Si es sucio, sea físicamente o sea de pensamiento, lo llamamos cochino, cerdo, puerco, etc.
Y es que, asociar características animales a las personas, viene desde tiempos inmemoriales.
HOMBRES SALVAJES
Ya en la milenaria epopeya sumeria de Gilgamesh aparece Enkidu, un ser antropomorfo con características simiescas que incluyen abundante pelo, gran fuerza y un escaso intelecto compensado por un buen corazón.

Tarzán de los monos (1932).
Una versión moderna de Enkidu la hallamos en Tarzán, el personaje creado por Edgar Rice Burroughs.
Uno de los apodos de Tarzán es «el hombre mono».
Hay que decir que, a diferencia de Enkidu, Tarzán sí es un hombre de verdad, solo que como se cría en la selva (igual que Enkidu) tiene atributos salvajes.
Pero si nos paramos a pensar, el dotar de atributos simiescos a un ser humano, aunque es un recurso relacionado con las características animales, es el más simple de todos los posibles, pues el animal escogido para tal fin es muy parecido a nosotros.
Por lo tanto, podemos decir que en los dos ejemplos previos, a los personajes no se les está dotando de rasgos animales, sino que se los está aproximando al hombre primitivo.
Pero claro que se puede crear un personaje salvaje y eludir los rasgos homínidos (que las personas ya llevamos de serie) en favor de otros animales.
Ese es el caso de Conan el bárbaro, al cual, durante su época como pirata, recibió el apodo de Amra, que significa «el león»:

Conan (Jason Momoa), también conocido como Amra, «el león».
Y, aunque el apodo de Amra solo sale en uno de los relatos originales escritos por Robert E. Howard (La reina de La Costa Negra), en los demás relatos (tanto originales como posteriores) es fácil encontrar alusiones a la melena del bárbaro, sus ojos claros, sus movimientos felinos y su fuerza de león.

La Isla del Doctor Moreau, una historia centrada en los humanos con rasgos animales.
La Isla del Doctor Moreau, de H.G. Wells, es una novela que parte precisamente de la idea de otorgar atributos humanos a animales (o viceversa en algunas adaptaciones).
Todo ello justificado a través de los experimentos que lleva a cabo el doctor que da nombre a la isla.
Es interesante ver cómo cambia la percepción, la forma de moverse, de comportarse, etc. de cada personaje, en función del animal del que parte el experimento.
La imagen de la derecha pertenece a una de las tantas versiones audiovisuales que se han hecho.
Pero, aparte de hombres mono, bárbaros leoninos y víctimas de experimentos bestiales, hay más tipos de personajes con rasgos animales:
SUPERHÉROES ZOOLÓGICOS
Actualmente es la industria de los superhéroes la que más explota esta técnica:

Batman (el hombre murciélago), Spiderman (el hombre araña), y Toad (el sapo).
Si hiciéramos un listado, así, de memoria, de diez superhéroes o supervillanos, yo creo que a la mayoría nos saldrían como mínimo siete u ocho personajes con rasgos animales muy evidentes (e incluso, bastantes, llevarían el nombre de algún animal en su alias, como en los tres ejemplos de la imagen anterior).
Pero esto, que puede parecer «supermoderno», en realidad no es nuevo…
…me remito, otra vez, a la antigüedad:
DIOSES ANIMALES
Por ejemplo, la mitología egipcia es una gran fuente de seres antropomorfos entremezclados con animales, tanto en aspecto como en otras cualidades.

Toth, Horus y Seth, algunos de los dioses con cuerpo humano y cabeza de animal del panteón egipcio (Ilustraciones de Jeff Dahl).
De hecho, acudir a las mitologías es una buena forma de acercarnos a los arquetipos y la simbología en general, y a la de los animales en particular.
Animales no solo «reales»…
ANIMALES FANTÁSTICOS
En las primeras mitologías ya encontramos animales imposibles, seres fantásticos, producto de la imaginación.
Y esos animales, aunque no sean reales, también pueden otorgar rasgos a nuestros personajes de ficción.
Porque cuando hablo de dar rasgos animales a personajes, también me refiero a rasgos de animales fantásticos.
Quizá para un personaje que no se rinde ante nada, que aunque parece que está acabado sigue levantándose, etc. puede ser interesante otorgarle una cierta simbología del Fénix, el pájaro legendario que renace de sus cenizas.

Fénix, de Los Caballeros del Zodíaco, una serie de dibujos con muchos personajes con atributos animales (no por nada la palabra zodíaco significa «rueda de los animales»).
O si es peligroso, irascible, un enemigo de los que es difícil matar, entonces puede que la opción sea dotarle de rasgos del Dragón medieval europeo.

Retrato de Vlad Dracul Tepes.
Vlad Dracul Tepes fue un sujeto real (más allá del sobrenatural Drácula de Bram Stoker) que perteneció a La Orden del Dragón.
Los fundadores de la misteriosa orden escogieron ese animal fantástico como referencia a San Jorge.
Si queréis leer más sobre la simbología del dragón, aquí os dejo un artículo titulado El mito del héroe contra el dragón.
El caso de Drácula es curioso, pues tras dar el salto a la ficción, de la mano del ya citado Stoker, adquirió los rasgos del murciélago.
Aunque el personaje del libro puede transformarse en otros animales como lobos y ratas.
Sea como sea, ha quedado la imagen murcielaguesca del conde Drácula con su capa (un añadido posterior a la novela que no era más que un truco para que el actor de teatro pudiera desaparecer del escenario), una cuestión estética que heredó Batman.

Este póster representa muy bien la asociación de Drácula y su capa con los murciélagos || Dracula Untold (2014)
Pero la técnica de atribuir rasgos animales a los personajes no sirve únicamente para crear aguerridos guerreros, humanos fantásticos o seres monstruosos:
ANIMALES GRACIOSOS

Estoy hecho un animal, una película centrada en chistes sobre un personaje con cualidades de distintos animales.
Sí, porque otorgar rasgos animales a personajes de ficción también es un recurso habitual en comedia.
Sobre todo, haciendo uso de aquellas cualidades más o menos negativas que asociamos a los animales escogidos.
Por ejemplo, si tenemos a un personaje avaricioso, carroñero y decrépito, podemos darle rasgos de un buitre.
Como en Los Simpson, donde muestran, de forma caricaturesca, los rasgos de buitre del Señor Burns: postura encorvada, nariz alargada, carácter carroñero y desprendiendo un halo de mal agüero.

El señor Burns con su «mascota», un buitre que se parece sospechosamente a él.
O como decía al principio de esta entrada, si alguien es sucio, física o mentalmente, decimos que es un puerco, un cochino, un cerdo…
Y ese es el caso de Oolong, secundario cómico de los dibujos japoneses Dragon Ball creados por Akira Toriyama:

Oolong, un cerdo humanoide para el que su mayor deseo en esta vida es poder ver las braguitas de todas las chicas.
Oolong es un personaje completamente humano salvo por su cabeza, pues viste, habla, come, conduce, etc. y hace de todo como cualquier otro humano que aparezca en cualquier historia y, de hecho, convive entre humanos (y otros seres extraños).
Pero se caracteriza por ser un depravado. Y es eso es lo que le hace parecer un cerdo, más allá de su cara.

El granjero de Doctor Slump, un personaje con cara de hipopótamo.
Akira Toriyama, quizá debido a su gran imaginación, quizá debido a su peculiar sentido del humor, es un experto en esto de introducir tanto personajes con rasgos animales como animales antropomorfos.
Es algo usual en Bola de Dragón y también en su otra serie mítica Doctor Slump, donde incluso podemos ver niños con cabeza de hipopótamo yendo a la escuela junto con otros niños completamente humanos.
Y este tipo de personajes nos llevan al siguiente punto:
MÁS ANIMALES QUE HUMANOS
Aquí entramos en la variante, sobre todo usada en dibujos animados y cuentos, que consiste en que externamente el personaje es más animal que humano, aunque posee característica antropomórficas tales como hablar, usar herramientas, etc. mezcladas con los atributos más característicos del animal que se supone que es.
Un peculiar ejemplo lo encontramos en La Granja de los Animales (también llamada Rebelión en la Granja) de George Orwell.

Rebelión en la granja, una alegoría política protagonizada por animales.
Digo peculiar porque, mientras que lo habitual de las historias protagonizadas por animales es que sean para público adolescente o infantil, La granja de animales es una novela para público adulto.
Y el uso de animales como metáfora no la hace menos accesible, todo lo contrario.
Permitió a Orwell criticar un régimen dictatorial movido por una revolución, sin señalar directamente al régimen de Stalin, aunque ese fuera su referente directo, por lo que su alegoría sirve para cualquier régimen dictatorial en el que los cerdos mandan sobre los demás.
Y que sean animales, con su carga simbólica, ayuda a ubicar más rápido a los personajes y los roles que ocupan dentro de la historia.
Por ejemplo, es significativo que los cerdos se autoproclamen líderes y acaben siendo unos déspotas. No sólo usamos la palabra «cerdo» para designar a alguien es sucio, sino que también es un insulto en general, para cualquiera que sea mala persona.
Las ovejas son el rebaño analfabeto o sin criterio.
El cuervo, un animal que arquetípicamente está vinculado con el otro mundo, representa al sistema eclesiástico y habla del cielo de los animales.
Y es sugestivo que la clase intelectual esté representada por un animal que se asocia a menudo con la ignorancia: el burro.
Lo cual me lleva al siguiente punto:
DÁNDOLE LA VUELTA A LOS RASGOS ANIMALES
A veces se busca dotar de una apariencia animal opuesta a las características que realmente posee el personaje, como forma de contraste.
Ese sería el caso de Las Tortugas Ninja:

Las tortugas son lentas, muy poco ágiles y aburridas, salvo que sean ninjas.
En cambio, las cuatro famosas tortugas mutantes son rápidas, ágiles y siempre están buscando divertirse porque no dejan de ser como cualquier otro adolescente humano.
Otro caso de atributos contrarios al animal que representa: el León de El Mago de Oz:

Bert Lahr caracterizado de León Cobarde en la película El Mago de Oz.
Al contrario que el ejemplo de Conan el bárbaro, que representa a un valiente y formidable león, el pobre León de El Mago de Oz es todo lo contrario de lo que se espera del rey de la selva.
Pero gracias al gran Oz, el León consigue descubrir que, como león que es, por supuesto que es valiente. Y lo ha demostrado acompañando a Dorothy y al resto de amigos en su periplo y plantando cara a los malos cuando realmente hacía falta.
Lo único que necesitaba era llevar a cabo la aventura para sacar a la luz esas facultades.
DESCUBRIENDO EL POTENCIAL ANIMAL
El León Cobarde no es el único personaje que parece que tiene rasgos opuestos al animal al que representa, cuando en realidad lo que sucede es que los tiene latentes, a la espera de salir a la luz.
Porque, a veces, el personaje (más humano o más animal, depende) tiene que descubrir su potencial (animal, en este caso), que está ahí, en algún lugar.
Pero si no se mueve, si no accede a participar en la aventura, eso nunca sucederá.
Tal es el caso del simpático dragón Mushu, que aparece en Mulán:

Mushu, un dragón desenfadado, pero igualmente benefactor y ayudante.
Comienza siendo lo contrario de lo que se espera del dragón chino (opuesto al simbolismo del dragón occidental): un fantástico animal sabio y protector.
Pues Mushu, además de diminuto y nada imponente, es cobarde, aprovechado y bastante incompetente.
Pero, a lo largo de la historia, muestra realmente sus capacidades y acaba siendo una pieza clave para que Mulán salga airosa de sus andanzas.
Continuemos ahora con otra peculiaridad que quiero tratar:
CÓCTEL DE ANIMALES
La singularidad de Bestia, de La Bella y la Bestia (también conocido como «Príncipe» o como «Príncipe Adam»), es que no tiene atributos de una fiera concreta, sino que es una amalgama de animales temibles: tiene cuernos como los toros; colmillos como los de los jabalíes; patas y melena como las de los leones; etc.
Pero a pesar de su aspecto, no es peligroso, sino que está triste y desolado, ya que en realidad su aspecto exterior es por culpa de un hechizo debido a su arrogancia, la cual ya ha superado cuando comienza la historia, pues hace años que sufre la maldición.
La moraleja que se esconde detrás del monstruoso aspecto de Bestia es que las apariencias engañan.
Pero lo que quería resaltar sobre Bestia es que no tenemos por qué ceñirnos a un sólo animal del cual coger prestados ciertos atributos para incorporarlos en un personaje.
El ejemplo anterior, por ser de dibujos animados, es muy visible, pero para un personaje humano más realista lo podemos hacer también.
Pongamos que tenemos un señor bibliotecario. Podemos hacer que tenga ciertos rasgos de ratón (igual que en castellano existe «ratón de biblioteca» en inglés existe «library mouse»): unos grandes y pronunciados incisivos centrales, orejas amplias y abiertas y quizá unas manos delgadas y largas, para que todo ello nos recuerde a un roedor.
Pero también sería interesante hacerlo variado y otorgarle rasgos de otro animal que se asocia con lo intelectual como el búho, con unos ojos castaños claros, grandes y redondos sobre los cuales haya espesas cejas que recuerden a las de las aves nocturnas. También puede ser sonámbulo. Y, además, para rizar el rizo, cuando algún cliente de la biblioteca solicite su ayuda desde detrás, él gire la cabeza lentamente hasta un grado casi inhumano.
Como vemos, es sencillo hacerlo con atributos de animales con cargas simbólicas similares.
Aunque también es factible hacerlo con animales con cargas diferenciadas, solo que requerirá más esfuerzo por nuestra parte.
Vamos a verlo:
RASGOS ANIMALES SUTILES
Incluso en las aventuras más fantasiosas, no tiene por qué ser excesivamente obvio el animal en el que nos basemos.
Nuevamente recurro a Akira Toriyama y al que él mismo dice ser su personaje favorito de Dragon Ball, Piccolo:
A simple vista, Piccolo es una especie de demonio con rasgos alienígenas: tiene colmillos, antenas, es verde…
Y sí, es un demonio alienígena, pero está fuertemente inspirado en las babosas.
Dicho así, parece que el personaje pierde esa aura de fuerza y rabia que le caracterizan.
Pero, exceptuando su velocidad, tiene bastantes atributos de dichos moluscos gasterópodos: además de sus antenas y su tono de piel, su cuerpo es elástico, tiene como babas en lugar de sangre, posee la capacidad de regenerarse (eso es algo asociado a los reptiles, pero los caracoles, parientes de las babosas, también pueden regenerarse –su concha, en este caso), su raza no tiene sexo (las babosas son hermafroditas), pone huevos, y la prueba final es que su planeta de origen se llama Namek, nombre que proviene del término japonés Namekuji, que significa babosa (vale, esto sí que es obvio, pero solo si se sabe japonés…).
Lo que tiene también este personaje es que a sus atributos animales se suman influencias completamente alejadas que lo enriquecen: su ropa es de estilo similar a la de Oriente Medio, tiene rasgos más o menos diabólicos como los ya citados colmillo y, a todo esto, además posee un carácter cambiante entre lo irascible y lo zen.
Sea como sea, acabamos de comprobar que ¡hasta unos bichos como las babosas pueden servirnos de inspiración para crear temibles luchadores!
Vale, puede que hay quien piense que hasta ahora solo he hablado de personajes más o menos fantasiosos, y se pregunte: ¿qué hay de los personajes más «realistas»?
De eso va el siguiente punto:
SIMBOLISMO ANIMAL MENOS FANTASIOSO
En el caso de otros géneros más realistas, no disponemos de la facilidad de otorgar atributos directos, que puedan verse de forma obvia en el aspecto de nuestros personajes.
Así que tenemos que volcarnos más hacia la parte simbólica de los animales.
En este apartado bien podría entrar Conan el Cimmerio con sus rasgos leoninos, pero ya salió cuando hablé de los hombres salves.
Así que pondré un un ejemplo de una persona real (aunque, actualmente es una leyenda y, como tal, casi un personaje) con atributos vinculados a un animal, en este caso fabuloso, tal y como es el dragón asiático.
Me estoy refiriendo al actor y artista marcial Bruce Lee, el cual, con su inseparable apodo «Dragón», tanto a nivel personal como en sus películas, encarnó los aspectos positivos (de la cultura oriental, como se ha comentado) de este mitológico animal:

Además de Operación Dragón, fueron varias las películas de Bruce Lee en las que la palabra «dragón» aparecía en el título, haciendo referencia a su propio personaje.
La historia del afamado artista marcial, desde luego, parece de ficción:
Nació el año 1940, según el zodíaco chino, el año del Dragón (más concretamente el dragón de metal), y se dice que también nació a la hora del dragón.
Según los chinos, se cree que quienes nacen bajo el signo del dragón son carismáticos, fuertes, luchadores, justos y sabios, entre otras bondades.
Además, uno de sus nombres artísticos, usado en algunas películas en las que apareció de niño, fue Li Xiaolong (李小龍), significando xia olong «pequeño dragón».
Bruce Lee asimiló la figura simbólica del dragón hasta el punto de que se empecinó en que el título de su primera película en Hollywood (y su última en vida) no fuese Blood and Steel (como querían los productores) sino que fuese Enter the Dragon, alegoría a su propia entrada en la industria cinematográfica estadounidense.
Pero será mejor que no me desvíe con anécdotas hollywoodienses. y que retomemos el tema sobre los humanos, no vinculados a la fantasía, que poseen atributos animales.
Eso sí, permitidme seguir con los reptiles y las artes marciales.
Los nostálgicos de las películas ochenteras probablemente recuerden a los malvados karatekas del dojo Cobra Kai, que aparecían en Karate Kid:

John Kreese (interpretado por Martin Kove), con su dogi negro y cara de pocos amigos, capitaneando el dojo de los peligrosos Cobra Kai.
Las cobras son mortalmente venenosas y traicioneras. Y eso es lo que encarnan a la perfección los integrantes de Cobra Kai.
Y como se puede comprobar, puesto que la película no es de fantasía (que sea más o menos creíble es otra cuestión), ninguno de los personajes posee rasgos inhumanos relacionados con reptiles.
La cobra es simplemente el nombre del gimnasio al que pertenecen, y es ese animal lo que define su filosofía como luchadores.
Claro que también podemos encontrar personajes sobrenaturales sin atributos físicos de animales, pero sí con una importante carga simbólica de los mismos.
Ese sería el ejemplo de Eric Draven, protagonista de El Cuervo.

Eric Draven acompañado del cuervo que le sirve de guía entre este mundo y el más allá.
El cuervo, como comenté cuando salió La granja de animales, es un pájaro que simboliza la unión entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Es lógico si tenemos en cuenta su color negro, su relación (no sé hasta qué punto real) con los cementerios y lo macabro, y que Poe escribiera un poema con un cuervo como protagonista.
Por todo ello, también se suele relacionar a este animal con la subcultura gótica.
Y eso es algo que también tiene Eric Draven, un extraño sujeto que va con gabardina negra y la cara pintada como un mimo satánico que bien podría haber salido de cualquier discoteca en la que pincharan Marilyn Manson.
Y con esto, pasamos al último punto del artículo:
CONSEJOS FINALES
Como hemos visto, los rasgos animales pueden sernos útiles para profundizar un poco más en las cualidades que queremos otorgar a nuestros personajes.
Pero, es importante indicar que, además de los rasgos más o menos universales asociados a los distintos animales, también existe una simbología asociada a diferentes culturas y épocas históricas, llegando a contradecir los atributos de un mismo animal dependiendo de la fuente.
Esto lo hemos podido comprobar con los ejemplos del dragón: no tiene la misma carga simbólica en Oriente que en Occidente.
Y, con todo, las culturas se retroalimentan, por lo que, en tiempos más recientes, en Occidente también hemos podido ver dragones sabios y buenos, como Fújur, el dragón blanco de la suerte que aparece en La historia interminable.
Por todo lo anterior, recomiendo conocer la carga de los símbolos (en este caso, de animales), tanto aquellos más o menos universales, como aquellos más vinculados a culturas y épocas concretas.
Para ello, podéis acudir a Jung o a continuadores de su obra, como Joseph Campbell, J.C. Cooper o Jean Chevalier, los cuales, entre otros, han trabajado la simbología, la mitología y los arquetipos.
Ahora ya sí, hemos llegado al final de este artículo tan bestial.
Espero que os haya gustado y os haya servido para vuestras creaciones.
Como siempre, gracias por leerme.
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